Una de las principales conclusiones que podemos ver tras vernos afectados por el Covid-19, es que la gente necesita socializarse. Esto es algo que ya sabíamos, pero la pandemia nos lo ha corroborado al 100%. El confinamiento ha sido difícil, pero el poder socializar con nuestro círculo social y tener que controlar ciertos gestos tan básicos como son, en la cultura española, dar la mano o dos besos.
Si comparamos esta pandemia con alguna otra, por ejemplo la del Ébola de 2014, en todos los brotes de epidemias sucede algo en común, el miedo a la enfermedad y a la soledad aparecen unidas.
“El miedo llevó a la negación de la existencia misma del Ébola o al estigma social hacia los infectados y sus familias”, relata un antropólogo africano al sitio web de la Organización Mundial de la Salud.
Por desgracia, la antropología social no está reconocida como un conocimiento práctico, y en estas situaciones donde las características de cada cultura en el mundo se ven afectadas para poder detener al virus, son los y las profesionales de la Antropología quienes mejor podrían aconsejar para que la situación no afecte drásticamente a las relaciones en las sociedades y culturas humanas.
Sobre el tema, te dejamos una entrevista a Umberto Pellecchia, antropólogo de Médicos Sin Fronteras (MSF).
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